Muchas gracias tanto a la Fundación Caballero Bonald como al Centro de Profesores/as de Jerez de la Frontera por organizar otro año más este congreso de
literatura e invitarnos a participar en
él.
Un gustazo compartir espacio y
aire con todos estos maestros y compañeros/as, respirar bajo la misma o similar
vibración. La que van dejando las palabras de los que por este estrado pasan. Las
que van pronunciando también los que desde ahí intercambiamos opiniones.
El tema de esta edición número XIV del congreso no puede ser más
sugerente, aperturista y rompedor a
priori : "heterodoxos y transgresores".
El formato, ortodoxo, me sugiere lo difícil que es transgredir incluso
cuando el título lo reclama y nos lo ponen tan en bandeja.
Hoy tengo el placer de presentar a Fanny Rubio, mujer rebelde, de
personalidad contestataria, divertida ironía y convencida de las palabras. Por
mantener el ritmo en esta mesa pensaba traerme una peluca roja a juego con
ella, como parte de lo que representa y por cierta transgresión patente,
mas aunque he sentido intensa la llamada,
no lo he hecho porque me ha dado reparo. Y es que no es fácil ser transgresora.
ES tan difícil serlo como estar de acuerdo con todos los preceptos y
leyes establecidos: quebrarlos de vez en cuando sería lo auténtico, pero es
difícil ser auténticos. Así que apenas los quebramos porque somos muy dóciles y
cuando nos atrevemos, a veces, nos riñen.
En fin, todo esto para contarles que cuando Fernando Domínguez Bellido,
gerente de la Fundación y Manuel Bernal, asesor del CEP me dijeron que eligiese a quién quería
presentar, yo elegí a Fanny Rubio porque me parecía que poseía la virtud de la
autenticidad y porque el tema de su ponencia me resultaba, imagino que como a
la mayoría de ustedes, fascinante, era una de mis dos fascinaciones a priori
del congreso de este año: el poema espacio del último Juan Ramón Jiménez, tan
querido para mí – entre otras cosas- por mi vínculo con Mercedes Juliá. Así que
por todo ello, hoy es una delicia no
exenta de curiosidad tener a Fanny tan cerca, de la que Alberti decía: “Fanny
cada vez más clara… sus aguas alzan cada vez más luz”
Dice Fanny Rubio: “Creo que hay una búsqueda que nos conecta con el arte.
Con el reconocimiento de que el dios no hay que buscarlo fuera, que está
dentro” al hilo de estas palabras suyas me viene una imagen que me sugería un
amigo hace unos días donde creo que podríamos situar a Fanny Rubio y, por
supuesto, a Juan Ramón, a ese último Juan Ramón tan cerca de él mismo. Este
amigo y pintor, Tato Cort, me diseñaba el camino por la vida mediante la
siguiente alegoría, a ver si la pueden visualizar: el dibujo consiste en que estamos
en el interior de la estructura helicoidal del ADN que gira constantemente a nuestro
alrededor y forma, a la vez, parte de nosotros.. Y desde ese interior donde
estamos situados vamos en ascenso o descenso observando los paisajes de la vida, siempre desde ese punto de vista,
intransferible, único. Los paisajes que aparecen en cada giro, similares,
repetidos pero con variaciones;, a la vez, esa es la misma imagen que está
grabada en nuestro interior, y así podemos desde nuestra autenticidad
relacionarnos sanamente con las circunstancias. Y así, observando el giro, en
el ser que gira, veo a Fanny Rubio en su búsqueda vital y literaria.
Dado el permiso de vivir, sentir, decir, escribir, hablar, desde la
autenticidad, inevitablemente la individualidad creadora se manifiesta en los
ámbitos de la vida, y teniendo el valor
y fe en quienes somos, inevitablemente, inherente a ser humanos, la transgresión
aparece. En esa positiva radicalidad de no renunciar a ser desde el eje de
observar y participar en las circunstancias de nuestra hélice particular, se
despierta nuestro dios interno, la sensación de estar vivos. Y me parece que
por ahí esta Fanny Rubio, “tocando la luz del fondo para afirmar la voz que no
se ha pronunciado”
Juan Ramón se permite ese camino hacia el ser, hacia la autenticidad en
una verdadera obsesión por convertir en palabras su ser más profundo, su visión
particular de la vida, y más allá de ello. Fanny Rubio nos hablará de en sus
propias palabras, esa visión del mundo y
fusión del hombre con el cosmos que encontró en el poema Espacio, su
libro de cabecera.
Hoy estamos aquí en su compañía porque, hace mucho
tiempo, Fanny Rubio conoció las primeras
palabras a través de las contadoras de cuentos que iban a comprar a la tienda
de su padre en su pueblo, Linares. En la trastienda tenían un diccionario de la
lengua, al que recurría toda la familia para identificar las expresiones sabias
de las mujeres de la sierra. Lo había comprado su padre con el primer sueldo, cuando tenía 17
años.
Dice Fanny que ese es el primer nombre que recuerda
que le llamaban en su pueblo, porque ella
parecía alguien muy pequeña, dice que como sigue siendo ahora. Su abuela se llamaba Francisca, libertaria y
escritora en periódicos, nombre que comparte con Fanny en los papeles, pero decía que era indigna de
ese nombre por lo pequeña que resultó. Cuenta que Francisca significa libre,
que es el nombre del amor de Rubén
Darío, y que ella sueña con firmar un libro con el nombre de Francisca Rubio,
que suena muy bien, pero que sus editores no la dejan.
Niña de familia republicana que
se educa en un colegio de monjas, significa estar en el colegio con la otra
España creyendo que había ganado la guerra, cuando la perdió, porque nadie se
la había contado. Una escritora que conoció París por el barrio de Montmartre y
la fuente de Saint Michel, y que tomó el primer anticonceptivo oral que cayó en
la Universidad de Granada, en el año 1969.
Fanny Rubio
Gámez, jienense de Linares, Doctora en Filología Románica, es actualmente
catedrática de Literatura en la Universidad Complutense de Madrid, después de
haber ejercido como docente en la Universidad de Granada, “maître de
conférence” en la Universidad de Fez entre 1974 y 1976, donde contribuyó a
poner en marcha la sección de español, y Directora del Instituto Cervantes de
Roma entre 2006 y 2008.
Colaboradora de
prensa y televisión, dirigió también los Cursos de Humanidades de la
Universidad Complutense en El Escorial y ha sido conferenciante en numerosas
Universidades en el mundo.
Sus estudios de
crítica literaria, entre otros Revistas poéticas españolas, 1939-1975 (1976) y
Poesía española contemporánea (1981), se han convertido en libros de obligada
consulta para la filología moderna. Como ensayista, ha publicado El embrujo de
amar (2001) y ha dirigido la edición de El Quijote en clave de mujer/es (2005),
innovador estudio en el que críticos, investigadores del Siglo de Oro y
escritoras contemporáneas aportan su punto de vista a la hora de reconstruir
los elementos característicos de la visión femenina del mundo de Cervantes. Sus
ensayos más recientes son El Juan Ramón de Aurora de Albornoz (2007) y Baeza de
Machado (2008).
Además del ensayo, ha cultivado
la poesía y la novela. Como narradora, cabe destacar El Dios dormido (1998), diálogo
entre María Magdalena y su dios sanador, Fuegos de invierno bajo los puentes de
Madrid (2006), colección de relatos y su trilogía compuesta por La sal del
chocolate (1992), La casa del halcón (1995) y El hijo del aire (2001). Se han
realizado traducciones de estos libros, como de su poesía (Dresde, Retracciones
y Reverso) a distintas lenguas.
En 2009, le ha
sido concedida por el Jefe del Estado la Encomienda de Isabel la Católica por
su trabajo cultural en Italia al servicio de la Nación española.
Es la obra de Fanny el viaje
continuo como complemento de la lectura, condición sin la que no es posible su
escritura; el nomadismo, el vagabundeo, casi me atrevo a decir también el
devenir por los paisajes repetitivos y siempre distintos de la hélice de la que
les hablaba al principio.
Fernanda Rubio Gámez cree en el dios de las palabras,
en las palabras inmortales, que viven después de muerto el último de los
hablantes, y crean vida en el aire. Y
cree que cuando una las comparte lo hace para enviar, según su propio decir,
con ellas algo así como el mensaje dentro de la botella que cualquiera querría
encontrarse a orillas del mar.
Así que, abramos la botella y dejémonos sentir desde
la fortuna y la autenticidad para poder
disfrutar hoy de tener entre nosotros a
Fanny Rubio con un tema tan fascinante como el poema Espacio de JRJ girando
entre sus palabras y a nuestro alrededor, en forma ¿helicoidal?
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