domingo, 4 de noviembre de 2012

Presentación Fanny Rubio ( texto original) en XIV Congreso de Literatura Fundación Caballero Bonald "Heterodoxos & Transgresores" 2012

PUBLICO EN ESTE BLOG EL TEXTO ORIGINAL E ÍNTEGRO DE MI PRESENTACIÓN A FANNY RUBIO EN EL CONGRESO DE LA FUNDACIÓN. DADO QUE ME SENTÍA APREMIADA POR EL TIEMPO OMITÍ PARTE DEL TEXTO, ENTRE ESAS PARTES, LOS NOMBRES PROPIOS Y ALGUNA QUE OTRA COSA. ESOS SUCESOS DE CUANDO UNA DUDA Y NO QUIERE SER PESADA... PERO AQUÍ SÍ ME APETECE PUBLICARLO ÍNTREGRO, CON VUESTRA PACIENCIA DE SOSTÉN.


Muchas gracias tanto a la Fundación Caballero Bonald como al Centro de Profesores/as de Jerez de la Frontera por organizar otro año más este congreso de literatura e invitarnos a participar en él.
 Un gustazo compartir espacio y aire con todos estos maestros y compañeros/as, respirar bajo la misma o similar vibración. La que van dejando las palabras de los que por este estrado pasan. Las que van pronunciando también los que desde ahí intercambiamos opiniones.
El tema de esta edición número XIV del congreso no puede ser más sugerente, aperturista y rompedor  a priori : "heterodoxos y transgresores".
El formato, ortodoxo, me sugiere lo difícil que es transgredir incluso cuando el título lo reclama y nos lo ponen tan en bandeja.
Hoy tengo el placer de presentar a Fanny Rubio, mujer rebelde, de personalidad contestataria, divertida ironía y convencida de las palabras. Por mantener el ritmo en esta mesa pensaba traerme una peluca roja a juego con ella, como parte de lo que representa y por cierta transgresión patente, mas  aunque he sentido intensa la llamada, no lo he hecho porque me ha dado reparo. Y es que no es fácil ser transgresora.
ES tan difícil serlo como estar de acuerdo con todos los preceptos y leyes establecidos: quebrarlos de vez en cuando sería lo auténtico, pero es difícil ser auténticos. Así que apenas los quebramos porque somos muy dóciles y cuando nos atrevemos, a veces, nos riñen.
En fin, todo esto para contarles que cuando Fernando Domínguez Bellido, gerente de la Fundación y Manuel Bernal, asesor  del CEP me dijeron que eligiese a quién quería presentar, yo elegí a Fanny Rubio porque me parecía que poseía la virtud de la autenticidad y porque el tema de su ponencia me resultaba, imagino que como a la mayoría de ustedes, fascinante, era una de mis dos fascinaciones a priori del congreso de este año: el poema espacio del último Juan Ramón Jiménez, tan querido para mí – entre otras cosas- por mi vínculo con Mercedes Juliá. Así que por todo ello, hoy  es una delicia no exenta de curiosidad tener a Fanny tan cerca, de la que Alberti decía: “Fanny cada vez más clara… sus aguas alzan cada vez más luz”

Dice Fanny Rubio: “Creo que hay una búsqueda que nos conecta con el arte. Con el reconocimiento de que el dios no hay que buscarlo fuera, que está dentro” al hilo de estas palabras suyas me viene una imagen que me sugería un amigo hace unos días donde creo que podríamos situar a Fanny Rubio y, por supuesto, a Juan Ramón, a ese último Juan Ramón tan cerca de él mismo. Este amigo y pintor, Tato Cort, me diseñaba el camino por la vida mediante la siguiente alegoría, a ver si la pueden visualizar: el dibujo consiste en que estamos en el interior de la estructura helicoidal del ADN que gira constantemente a nuestro alrededor y forma, a la vez, parte de nosotros.. Y desde ese interior donde estamos situados vamos en ascenso o descenso observando los paisajes  de la vida, siempre desde ese punto de vista, intransferible, único. Los paisajes que aparecen en cada giro, similares, repetidos pero con variaciones;, a la vez, esa es la misma imagen que está grabada en nuestro interior, y así podemos desde nuestra autenticidad relacionarnos sanamente con las circunstancias. Y así, observando el giro, en el ser que gira, veo a Fanny Rubio en su búsqueda vital y literaria.
Dado el permiso de vivir, sentir, decir, escribir, hablar, desde la autenticidad, inevitablemente la individualidad creadora se manifiesta en los ámbitos de la vida,  y teniendo el valor y fe en quienes somos, inevitablemente, inherente a ser humanos, la transgresión aparece. En esa positiva radicalidad de no renunciar a ser desde el eje de observar y participar en las circunstancias de nuestra hélice particular, se despierta nuestro dios interno, la sensación de estar vivos. Y me parece que por ahí esta Fanny Rubio, “tocando la luz del fondo para afirmar la voz que no se ha pronunciado”
Juan Ramón se permite ese camino hacia el ser, hacia la autenticidad en una verdadera obsesión por convertir en palabras su ser más profundo, su visión particular de la vida, y más allá de ello. Fanny Rubio nos hablará de en sus propias palabras, esa visión del mundo y  fusión del hombre con el cosmos que encontró en el poema Espacio, su libro de cabecera.
Hoy estamos aquí en su compañía porque, hace mucho tiempo, Fanny Rubio conoció  las primeras palabras a través de las contadoras de cuentos que iban a comprar a la tienda de su padre en su pueblo, Linares. En la trastienda tenían un diccionario de la lengua, al que recurría toda la familia para identificar las expresiones sabias de las mujeres de la sierra. Lo había comprado su  padre con el primer sueldo, cuando tenía 17 años.
Dice Fanny que ese es el primer nombre que recuerda que le llamaban en su  pueblo, porque ella parecía alguien muy pequeña, dice que como sigue siendo ahora. Su  abuela se llamaba Francisca, libertaria y escritora en periódicos, nombre que comparte con Fanny  en los papeles, pero decía que era indigna de ese nombre por lo pequeña que resultó. Cuenta que Francisca significa libre, que  es el nombre del amor de Rubén Darío, y que ella sueña con firmar un libro con el nombre de Francisca Rubio, que suena muy bien, pero que sus  editores no la dejan.
Niña de familia republicana que se educa en un colegio de monjas, significa estar en el colegio con la otra España creyendo que había ganado la guerra, cuando la perdió, porque nadie se la había contado. Una escritora que conoció París por el barrio de Montmartre y la fuente de Saint Michel, y que tomó el primer anticonceptivo oral que cayó en la Universidad de Granada, en el año 1969.
Fanny Rubio Gámez, jienense de Linares, Doctora en Filología Románica, es actualmente catedrática de Literatura en la Universidad Complutense de Madrid, después de haber ejercido como docente en la Universidad de Granada, “maître de conférence” en la Universidad de Fez entre 1974 y 1976, donde contribuyó a poner en marcha la sección de español, y Directora del Instituto Cervantes de Roma entre 2006 y 2008.
Colaboradora de prensa y televisión, dirigió también los Cursos de Humanidades de la Universidad Complutense en El Escorial y ha sido conferenciante en numerosas Universidades en el mundo.

Sus estudios de crítica literaria, entre otros Revistas poéticas españolas, 1939-1975 (1976) y Poesía española contemporánea (1981), se han convertido en libros de obligada consulta para la filología moderna. Como ensayista, ha publicado El embrujo de amar (2001) y ha dirigido la edición de El Quijote en clave de mujer/es (2005), innovador estudio en el que críticos, investigadores del Siglo de Oro y escritoras contemporáneas aportan su punto de vista a la hora de reconstruir los elementos característicos de la visión femenina del mundo de Cervantes. Sus ensayos más recientes son El Juan Ramón de Aurora de Albornoz (2007) y Baeza de Machado (2008).
Además del ensayo, ha cultivado la poesía y la novela. Como narradora, cabe destacar El Dios dormido (1998), diálogo entre María Magdalena y su dios sanador, Fuegos de invierno bajo los puentes de Madrid (2006), colección de relatos y su trilogía compuesta por La sal del chocolate (1992), La casa del halcón (1995) y El hijo del aire (2001). Se han realizado traducciones de estos libros, como de su poesía (Dresde, Retracciones y Reverso) a distintas lenguas.

En 2009, le ha sido concedida por el Jefe del Estado la Encomienda de Isabel la Católica por su trabajo cultural en Italia al servicio de la Nación española.
Es la obra de Fanny el viaje continuo como complemento de la lectura, condición sin la que no es posible su escritura; el nomadismo, el vagabundeo, casi me atrevo a decir también el devenir por los paisajes repetitivos y siempre distintos de la hélice de la que les hablaba al principio.
Fernanda Rubio Gámez cree en el dios de las palabras, en las palabras inmortales, que viven después de muerto el último de los hablantes, y crean vida en el aire.  Y cree que cuando una las comparte lo hace para enviar, según su propio decir, con ellas algo así como el mensaje dentro de la botella que cualquiera querría encontrarse a orillas del mar.
Así que, abramos la botella y dejémonos sentir desde la fortuna  y la autenticidad para poder disfrutar hoy de  tener entre nosotros a Fanny Rubio con un tema tan fascinante como el poema Espacio de JRJ girando entre sus palabras y a nuestro alrededor, en forma ¿helicoidal?

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