viernes, 24 de junio de 2011

Aborígenes en el Uluru

MUJER ABORIGEN EN EL ULURU
Por Montserrat Gómez Gómez

Hay algo denso y dulce como de hormigas con el vientre cargado de miel al sol en las aborígenes. Espeso, se derrite con el calor, rebosa. Hay algo instintivo de defensa o de aislamiento de quien ha sido tratado no más que con vejaciones.

Al salir de la roca sagrada, descansamos en una zona de sombra y nuestro guía permitió a una mujer aborigen que vendiese sus pinturas a los turistas que venían con nosotros. Yo me senté al lado de otras dos mujeres altrreye, las ancianas. Me hacía falta estar allí. Había muchos otros lugares y no era lógico elegir aquel pero a mí me era indispensable. Así que me acomodé y quedé a la espera sin expectativas. No había grandes historias que contar con palabras. Una mujer había traído unas pinturas que no eran propias y las quería vender como tal. Un hombre blanco no la dejaba. Se enfadaba sin razón. La otra mujer intentaba convencerla. La primera era probablemente de las más ancianas del clan. Mientras tanto, las moscas negras revoloteaban por mi cara. Pasaba el tiempo. Las moscas eran sofocantes. Arenosas.

Las mujeres altrreye nada dijeron que pudiese no entenderse. Su lenguaje se musicaba con sonidos repetitivos, bajo continuas nasales y vocales abiertas. Apenas miraban, sus ojos parecían no estar. Las tres seguíamos sentadas casi en silencio. Casi todo el tiempo. La mujer del medio, menos vieja, se levantó. Me dejó más cerca de la presencia de la anciana. La mano izquierda de la mujer anciana se posó cerca de mí. Dos de sus dedos parecían derretidos por el sol del desierto. La piel negra, casi gris. El rostro hinchado. Los ojos pegajosos y un sabroso, sólido, gomoso olor fuerte, a miel. A tierra de miel. A historias antiguas de miel. A saber de la humildad de ser con todo lo demás. De la supervivencia. Del irrernte-arenye. De cómo conseguir agua y matar a un lagarto para poder comer. De su lugar en el mundo. Claro. Impertérrito. La historia era un olor dulce, pegajoso, tan denso que podía tocarlo con mi nariz. Sin más movimiento me quedé hasta que ya era muy tarde para seguir quedándome. Entonces, me levanté y me fui. Listen deeply, let these stories in. Escucha profundamente, que te trasvasen estas historias. Tanto que nada sé.
Tanto que perdonar no tiene más sentido que seguir con la vida. Estar.
Arte australiano. Dreams.


viernes, 17 de junio de 2011

MARINA MAYORAL EN LA FUNDACIÓN CABALLERO BONALD.

Antes de que la primavera acabase, ayer,  jueves, 16 de junio de 2011, tuve el gusto de conocer a Marina Mayoral en la Fundación Caballero Bonald en Jerez de la Frontera. Nos encontramos en el baño de señoras antes de que tuviesen tiempo de presentarnos y, afable y dulce, escuchadora y comunicativa, me resultó cercana. Su vestido era rojo como lo era algo en su espíritu. Mujer espigada de cuerpo y mente, tuve el placer de presentarla por invitación de Pepa Parra y Fernando Domínguez Bellido.
 Después de los cinco, casi diez, minutos de cortesía, empezó el acto. En la sala habría unas treinta o cuarenta personas. Era la última escritora de este curso, dentro del ciclo Letras Capitales que se lleva a cabo en colaboración con el Centro Andaluz de las Letras.
Tras unas palabras de Pepa Parra dando la bienvenida presenté a Marina (Texto de presentación de la novela Deseos; Texto de presentación biobibliografía) y ella tomó la palabra agradecida y clara, encantadora y amena. Habló de cómo nacen sus personajes desde la irracionalidad, como una chispa, detonan sin saber cómo se perfilan con precisión; hizo un recorrido muy interesante sobre la opacidad y autonomía de esos personajes, sobre cómo toman decisiones por sí mismos y así se convierten en  buenos personajes, enteros, sobre su rebeldía con sus autores, y lo ilustró con anécdotas de Jorge Amado en Doña Flor y sus dos  maridos, de Unamuno y Niebla, de Antonio Muñoz Molina, Marguerite Yourcenar,  entre otros, y de su propio personaje de Amelita y sus deseos de suicidarse, a fin de cuentas, sobre la necesidad del escritor/a de escuchar a sus personajes; habló de sus diferencias con Etelvina, la escritora que aparece en Deseos, y también de su similitud a la hora de plantear la escritura como la huella vital que transciende más allá de la vida de la escritora o el escritor; contó anécdotas sobre su proceso de creación en Deseos y desgranó a la perfección sus intenciones e impulsos a la hora de utilizar un tipo u otro de narrador, en concreto sobre la necesidad de emplear un “tú” para emular en los monólogos la manera de conversar con nosotros mismos, y con ello presentar a los personajes desde sus comportamientos, pensamientos, pero sin juicio, permitiendo a los lectores y lectoras que participasen en el proceso de discernir su verdad sobre lo que ella cuenta.
No solo lo que se dijo sino cómo se dijo  fue fundamental esta tarde- noche y Marina habló con voluntad de transmitir, con claridad y entusiasmo, siempre agradable en sus respuestas y con la sonrisa en el borde de sus labios.
Después, el público se animó a conversar tanto sobre el parto de los personajes que ella había tratado como sobre otras cuestiones sociales, tales como las relaciones género-literatura o el deseo de que Marina formase parte de la Real Academia Galega.
Tras hora y media compartiendo nos despedimos y tomamos una copita por cortesía de la Fundación, charlamos con Prudencio y Susi y fuimos conociendo a algunas personas de Jerez. Jerez que será nuestra casa a partir de ahora. Y salimos a la noche jerezana, más fresquita que el día, a tapear un poquito en un bar frente al ayuntamiento, Marina Mayoral, Pepa Parra y su pareja, Juanjo y yo, a hablar sobre todo de lo mundano y a conocernos un poco más, en palabras, silencios y presencias.
Para mí fue una bonita tarde- noche. Disfruté mucho del acto de presentación del libro y de las palabras de Marina, disfruté de su humildad y su presencia, disfruté de conocer un poco más a Pepa, tan agradable y vital, y del refrescar de la noche en Jerez tras un intenso día de calor y me siento agradecida por haber podido participar en este acto activamente.

NOTICIAS:
http://www.diariodejerez.es/article/ocio/1000305/marina/mayoral/habla/hoy/sobre/su/obra/la/fundacion/bonald.html
http://www.lavozdigital.es/jerez/v/20110617/sociedad/nueva-cita-literatura-caballero-20110617.html
http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/999191/la/escritora/gallega/marina/mayoral/trae/su/ultimo/libro/deseos/letras/capitales.html
http://www.lavozdigital.es/jerez/v/20110615/sociedad/miedo-impide-luchar-desea-20110615.html

DESEOS.MARINA MAYORAL.(Palabras de presentación en Fundación Caballero Bonald, 16 de junio)

Por Montserrat Gómez Gómez.

Para los que esta novela sea su primera lectura de Marina Mayoral será un inicio, el deseo del lector de seguir leyendo. Y si sois asiduos, la lectura de Deseos será un seguir conociendo dentro de ese espacio casi tangible de Brétema, que se escurre entre los dedos y al mismo tiempo nos ubica en la familiaridad.
Pesando en cómo definir brevemente lo que me ha comunicado la novela, para ponerles en tema, les diría que una gran parte del universo literario Mayoral se elabora con los buenos  ingredientes de una receta sencilla,  pero presentada de manera innovadora. Y esta obra también participa de esa receta, de esos ingredientes y de esa presentación particular.
Los buenos ingredientes de este plato  serían los personajes. Deseos es una novela de personajes y relaciones, de introspección en el interior humano. Ese interior humano es uno de los espacios predilectos de la obra completa de Marina Mayoral. Entrañables personajes como Dictino o inolvidables como Constanza nos hacen avanzar página tras página. Además de Brétema, así se llama el  lugar recurrente  donde transcurre la acción de esta novela y de muchas otras de Marina,  otro de los buenos ingredientes es el silencio y la palabra, la complicidad con el lector, lo que sabemos, lo que ellos saben, lo que se dice, lo que se calla, lo privado y lo público y la situación privilegiada del lector ante ello. Lo que no nos cuenta Marina y debemos imaginar.
La sencilla receta de este plato es la hondura final, la pericia psicológica para hacernos llegar al motor fundamental de sus personajes, el conocimiento del alma humana. Este proceso en espiral  de acceso a lo más profundo de las necesidades y temores de los personajes va desmadejándose durante todo el libro para llegar al eje en torno al que giran: los deseos . La tensión entre lo deseado, lo obtenido y el camino que ha hecho recorrer a cada personaje, esas pasiones, esas prisiones, esos impulsos vitales, esas relaciones que nos empujan a seguir viviendo, a la voluntad de vivir, son la sencilla receta que elige Marina en este caso.
Y por último la presentación innovadora de este plato es su técnica narrativa, que juega con la primera, segunda y tercera persona en una novela coral donde los capítulos llevan el nombre propio de uno de los personajes que nos lo contará desde su visión y la irá completando con la visión del resto.  Esta técnica narrativa en la que se engarzan otras obras de Marina y de su universo literario es un guiño al experimentalismo del que ella gusta, al aprender y jugar con la forma.
Para comernos el delicioso resultado Marina nos envuelve entre la niebla gallega, en su espacio predilecto, Brétema. Un mundo en el que se desvelan secretos, se vive mirando entre visillos y cada personaje nos permite entrar en él o ella y nos deja vislumbrar el mundo de otros, un mundo dicho a medias. A través de esa niebla Marina crea retazos y como lector o lectora hemos de pasar por ella y seguir el camino para poder verlo despejado finalmente. Los visillos se van abriendo, las vidas colectivas que parten de la privacidad y se salen de ella lo aderezan, y las relaciones se van entendiendo, el halo de misterio va deshaciéndose hasta llegar a la más profunda humanidad, al motor, a la desnudez que mueve a cada personaje y nos conmueve y que será el final de la obra.
Este multiperspectivismo ayuda a acercarnos a una realidad variable, y a una verdad flexible que depende de la visión de cada personaje, y Marina lo va hilvanando todo ello con puntadas de lo sensual, de lo mágico, de lo simbólico, de lo casual.
Por lo que podemos entrever entre los visillos de su obra, Marina parece ser una mujer apasionada, profunda en su entendimiento del ser humano, flexible en su verdad y  una maravillosa contadora de historias. Y sin más preámbulos, vamos a disfrutar con su relato de cómo se ha gestado y qué hay en y tras las páginas de tantos Deseos. En sus propias palabras diríamos que “Los deseos son los que mueven la vida” así que esperemos que sea el deseo de comunicar, escuchar, preguntar y responder, el que mueva esta sala durante esta tarde- noche. Si lo sienten, no lo repriman.
Un placer, Marina Mayoral.

BIOBIBLIOGRAFÍA.MARINA MAYORAL. (Palabras de presentación en Fundación Caballero Bonald, 16 de junio)

Por Montserrat Gómez Gómez.

Marina Mayoral nace en un mes de septiembre en Mondoñedo, provincia de Lugo.
Catedrática jubilada de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, es codirectora de la colección Biblioteca de Escritoras de la Editorial Castalia.
Ha publicado numerosos trabajos de investigación  y crítica literaria, muchos centrados en figuras del Romanticismo Español y en literatura escrita por mujeres tanto del s XIX como del SXX. Especialista en Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Carolina Coronado, etc . En estos estudios literarios profundiza en las entrañas de estas escritoras mostrándonos no solo su vertiente literaria sino acercándonos a su humanidad.
Marina Mayoral se presenta aquí, en Jerez, con más de 30 años de relatos, novelas, artículos de opinión y estudios literarios en su caminar.
Desde Cándida otra vez publicada en 1979 hasta esta última novel a Deseos, en este 2011, asistimos en su recorrido a obras escritas en gallego y castellano, de las que cito solo algunas:


Casi perfecto, 2007
Bajo el magnolio, 2004
Dar la vida y el alma, 1996
Recóndita armonía, 1994
La última libertad, 1982
o relatos como
Chamábase Luis, 89
 o Tristes armas, 94


Sus obras han sido traducidas al alemán, italiano, polaco, chino y portugués y ha recibido numerosos premios tales como el Premio Losada Diéguez a su obra en 1989 o el Fernández Latorre de periodismo en 1992.