viernes, 17 de junio de 2011

DESEOS.MARINA MAYORAL.(Palabras de presentación en Fundación Caballero Bonald, 16 de junio)

Por Montserrat Gómez Gómez.

Para los que esta novela sea su primera lectura de Marina Mayoral será un inicio, el deseo del lector de seguir leyendo. Y si sois asiduos, la lectura de Deseos será un seguir conociendo dentro de ese espacio casi tangible de Brétema, que se escurre entre los dedos y al mismo tiempo nos ubica en la familiaridad.
Pesando en cómo definir brevemente lo que me ha comunicado la novela, para ponerles en tema, les diría que una gran parte del universo literario Mayoral se elabora con los buenos  ingredientes de una receta sencilla,  pero presentada de manera innovadora. Y esta obra también participa de esa receta, de esos ingredientes y de esa presentación particular.
Los buenos ingredientes de este plato  serían los personajes. Deseos es una novela de personajes y relaciones, de introspección en el interior humano. Ese interior humano es uno de los espacios predilectos de la obra completa de Marina Mayoral. Entrañables personajes como Dictino o inolvidables como Constanza nos hacen avanzar página tras página. Además de Brétema, así se llama el  lugar recurrente  donde transcurre la acción de esta novela y de muchas otras de Marina,  otro de los buenos ingredientes es el silencio y la palabra, la complicidad con el lector, lo que sabemos, lo que ellos saben, lo que se dice, lo que se calla, lo privado y lo público y la situación privilegiada del lector ante ello. Lo que no nos cuenta Marina y debemos imaginar.
La sencilla receta de este plato es la hondura final, la pericia psicológica para hacernos llegar al motor fundamental de sus personajes, el conocimiento del alma humana. Este proceso en espiral  de acceso a lo más profundo de las necesidades y temores de los personajes va desmadejándose durante todo el libro para llegar al eje en torno al que giran: los deseos . La tensión entre lo deseado, lo obtenido y el camino que ha hecho recorrer a cada personaje, esas pasiones, esas prisiones, esos impulsos vitales, esas relaciones que nos empujan a seguir viviendo, a la voluntad de vivir, son la sencilla receta que elige Marina en este caso.
Y por último la presentación innovadora de este plato es su técnica narrativa, que juega con la primera, segunda y tercera persona en una novela coral donde los capítulos llevan el nombre propio de uno de los personajes que nos lo contará desde su visión y la irá completando con la visión del resto.  Esta técnica narrativa en la que se engarzan otras obras de Marina y de su universo literario es un guiño al experimentalismo del que ella gusta, al aprender y jugar con la forma.
Para comernos el delicioso resultado Marina nos envuelve entre la niebla gallega, en su espacio predilecto, Brétema. Un mundo en el que se desvelan secretos, se vive mirando entre visillos y cada personaje nos permite entrar en él o ella y nos deja vislumbrar el mundo de otros, un mundo dicho a medias. A través de esa niebla Marina crea retazos y como lector o lectora hemos de pasar por ella y seguir el camino para poder verlo despejado finalmente. Los visillos se van abriendo, las vidas colectivas que parten de la privacidad y se salen de ella lo aderezan, y las relaciones se van entendiendo, el halo de misterio va deshaciéndose hasta llegar a la más profunda humanidad, al motor, a la desnudez que mueve a cada personaje y nos conmueve y que será el final de la obra.
Este multiperspectivismo ayuda a acercarnos a una realidad variable, y a una verdad flexible que depende de la visión de cada personaje, y Marina lo va hilvanando todo ello con puntadas de lo sensual, de lo mágico, de lo simbólico, de lo casual.
Por lo que podemos entrever entre los visillos de su obra, Marina parece ser una mujer apasionada, profunda en su entendimiento del ser humano, flexible en su verdad y  una maravillosa contadora de historias. Y sin más preámbulos, vamos a disfrutar con su relato de cómo se ha gestado y qué hay en y tras las páginas de tantos Deseos. En sus propias palabras diríamos que “Los deseos son los que mueven la vida” así que esperemos que sea el deseo de comunicar, escuchar, preguntar y responder, el que mueva esta sala durante esta tarde- noche. Si lo sienten, no lo repriman.
Un placer, Marina Mayoral.

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