sábado, 15 de enero de 2011

El último bailarín de Mao. China hoy.

Película australiana basada en una biografía. La historia, fantástica. El argumento va desmadejándose, resulta imprevisible. El actor principal, cuerpazo de quitar el hipo y baila como un dios. Maravilloso ver las escenas de danza. Curioso el tratamiento de la evolución de China en las últimas décadas. Se sitúa en la China de Mao Tse Tung, trata el final de su mandato hasta su muerte y los albores de la "nueva China" hasta hace unos años.
Pero hay algo en esta película que  a mí no me convence. Se le ha sacado poco partido para ser una historia tan buena. El elenco de actores y actrices en su mayoría no conectan con sus personajes, me resultó poco creíble la actuación. Aunque bien es verdad que, según el director, resultó difícil encontrar un actor principal que reuniese las codiciones necesarias: excelente bailarín y que hablase a la perfección inglés y mandarín.
De todas maneras merece la pena verla.
A la visión de la China aperturista que se deja entrever al final apuntalo resquicios, rescoldos y resollos si nos centramos en la realidad actual. Hace unos meses viajé a Hong Kong, ciudad capitalista dentro de la China comunista, que me gustó muy poco en general. En un periódico encontré la noticia de la encarcelación de un director de cine por reivindicar la situación del Tibet en una película. Esta noticia, por su tamaño, se podía leer siempre y cuando lo hicieses con una buena lupa. No parecía que tuviera solución, su mujer llevaba meses luchando para tener derecho a la elección del abogado que les conviniese para defenderlo, y no lo conseguía. Esta noticia se filtró en Hong Kong, ciudad liberal por excelencia en China, supongo que en el resto del país ni siquiera tenían acceso a ella. Eso sin hablar, por supuesto, del Premio Nobel Liu Xiabo.

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