lunes, 14 de marzo de 2011

LARS VON TRIER Y EL CINE DOGMA

¿Recordáis a Lars Von Trier? Yo lo tenía ciertamente en el olvido después de una temporada en que me obsesionó su cine y su propuesta del dogma 95. El otro día en una conversación con un amigo salió la conversación y volvió a mi mente. Por lo visto dirigió su última película Anticristo en 2009 que desató expresivas críticas en Cannes y en sus estrenos posteriores.Yo no la he visto así que no puedo opinar. Pero sí conozco su trayectoria hasta ese momento.
Lars Von Trier es un osado director danés que preconizó un tipo de cine que pretendía acercarse a historias más creíbles y exentas de efectos especiales. Fue uno de los que creó el siguiente manifiesto al que se sumaros algunos otros directores y que pretendía hacer girar al cine hacia otras opciones. El manifiesto presenta una serie de reglas que se denominaban "voto de castidad" y que decían así:


El voto de castidad
Juro que me someteré a las reglas siguientes, establecidas y confirmadas por:
  1. El rodaje debe realizarse en locación. Accesorios y decorados no pueden ser introducidos (si un accesorio en concreto es necesario para la historia, será preciso elegir uno de los exteriores en los que se encuentre este accesorio).
  2. El sonido no debe ser producido separado de las imágenes y viceversa. (No se puede utilizar música, salvo si está presente en la escena en la que se rueda).
  3. La cámara debe sostenerse en la mano. Cualquier movimiento -o inmovilidad- conseguido con la mano están autorizados.
  4. La película tiene que ser en color. La iluminación especial no es aceptada. (Si hay poca luz, la escena debe ser cortada, o bien se puede montar sólo una luz sobre la cámara).
  5. Los trucajes y filtros están prohibidos.
  6. La película no debe contener ninguna acción superficial. (Muertos, armas, etc., en ningún caso).
  7. Los cambios temporales y geográficos están prohibidos. (Es decir, que la película sucede aquí y ahora).
  8. Las películas de género no son válidas.
  9. El formato de la película debe ser en 35 mm.
  10. El director no debe aparecer en los créditos.
¡Además, juro que como director me abstendré de todo gusto personal! Ya no soy un artista. Juro que me abstendré de crear una obra, porque considero que el instante es mucho más importante que la totalidad. Mi fin supremo será hacer que la verdad salga de mis personajes y del cuadro de la acción. Juro hacer esto por todos los medios posibles y al precio del buen gusto y de todo tipo de consideraciones estéticas.
Así pronuncio mi voto de castidad.
Copenhague, Lunes 13 de marzo de 1995.
En nombre de Dogme 95,
Lars von Trier - Thomas Vinterber


Dirigió películas como Rompiendo las olas, Bailar en la oscuridad y Dogville. Estas tres pertenecen a una trilogía donde las protagonistas son personajes femeninos que desarrollan papeles de víctimas, sometidas en el primer de los casos a un amor pasional, en el segundo a la enfermedad de su hijo y en el último a la crueldad de un pueblo entero.
En alguna ocasión como en Rompiendo las olas, desgarradora historia sobre la entrega de una mujer (Emily Watson), el mismo Von Trier se saltó su prohibición de efectos especiales colocando unas campanas gigantes en el cielo al final de la película, pero sí es verdad que el trabajo actoral que realizaban los protagonistas era espectacular y poco común, parecían verdaderamente entrar, desde lo creíble, desde la experiencia, en las miserias de sus personajes. El final, devastador. Las emociones agitándose al ritmo que va marcando Lars Von Trier, que se afana en la obsesión, la culpa, la fe, la inocencia, y la entrega absoluta al amor.
En Bailar en la oscuridad la protagonista es Bjork, la cantante islandesa, egocéntrica como von Trier tuvo verdaderos problemas durante el rodaje y estuvieron a punto de no terminar la película por disensiones entre protagonista- director. Finalmente, este musical, un canto a los sentidos, resultó una película difícil de olvidar.
Y Dogville,la última de esta trilogía, es quizás la más fascinante por el atrevimiento de rodar sin más escenario que un plano pintado en el suelo que emulaba las divisiones entre las casas y calles del pueblo donde transcurría la acción. Cuando pasan unos quince minutos se te olvida que no hay escenario y tu atención se concentra absolutamente en el trabajo actoral que es brillante.La protagonista, Nicole Kidman, encaja a la perfección con su personaje y la propuesta de un pueblo inicialmente amable pero profundamente anclado en las apariencias y sin corazón más allá de la vanidad de mostrarse, sobrecoge al espectador. Narra el profundo sentido del  permiso para la crueldad siempre y cuando "nadie se entere", esto tan cierto en algunas comunidades, abruma llevado hasta el extremo que lo lleva Lars Von Trier y hace pensar en el espíritu de algunos pequeños pueblos.


Por último recuerdo Los idiotas. Es una propuesta atrevida que a mi me fascinó. Es la segunda película que se graba bajo las normas del Dogma 95, tras La Celebración de Tomas Vinterberg. Para algunos fue una tontería, para otros una genialidad y para algunos últimos una osadía. Un grupo de amigos se retira a una villa a las afueras de la ciudad donde deciden adentrarse en el papel de "idiotas", de maravillosos discapacitados mentales, y entran y se lo creen y lo llevan hasta el extremo. Volver a la infancia. ¿Quiénes son los idiotas, nosotros, ellos o los que estaban actuando? Mil respuestas posibles. Para mí, una película inolvidable, que te deja pensando, una apuesta arriesgada y fascinante.

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